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Es difícil afirmar que exista una sola persona en el mundo que no haya dejado algo hasta al final. No solo hablo de trabajo o escuela. Puedes ser la persona más responsable de todas y, aun así, alguna vez has evitado un tema incómodo o una plática necesaria con alguien para el final.
A veces tendemos a posponer todo aquello que es más complicado y cuando queremos lidiar finalmente con ello es aún más desastroso. Es como una bola de nieve que sigue creciendo mientras lo movemos y nosotros no nos damos cuenta hasta el final; cuando vemos el monstruo gigantesco que hemos, inconscientemente, creado.
Ese monstruo o sapo grande y feo, como se le dice en el libro “¡Tráguese ese Sapo!” de Brian Tracy —que se analiza con más detalle en el nuevo capítulo del podcast “Soy Anne”—, es precisamente con lo primero que debemos lidiar. Parece algo muy difícil para la mayoría porque este “sapo feo” es en verdad grande, pero a nuestra mente le gusta exagerar su tamaño, sobrepasando la realidad, y terminamos demasiado asustados antes de poder lograr verlo siquiera. ¿Cuántas veces has evitado lidiar con algo o has ignorado una situación complicada porque piensas que todo saldrá terriblemente mal?
Es cierto, a nuestra mente le gusta reproducir la misma trágica película una vez tras otra, sin ningún descanso, retirando todo tipo de paz de nuestra persona sin antes haber dado un solo paso. Es fácil pensar para ti o para quienes te rodean que dejas las cosas hasta el final por flojera, pero, ¿realmente te has detenido a pensar sobre las razones por las que procrastinas?
Muchas veces las personas evitan cierta actividad porque la consideran muy tediosa y complicada, pero es posible que existan varios pensamientos limitantes detrás de esto. Podemos pasar fácilmente del “está muy difícil” al “no lo voy a lograr” o “va a salir todo mal”. A lo mejor tú piensas que este no es tu caso y puede ser cierto, sin embargo, sería interesante que te preguntaras por qué realmente dejas las cosas hasta al final.
Puede que tú seas una persona que no procrastine fácilmente y sea demasiado puntual en cuestiones relacionadas al trabajo. No puedo decir que todas las personas dejan todo para el final, pero también es cierto que como humanos sí tendemos a evitar ciertas situaciones y las postergamos. Siempre hay una plática que nos incomoda y la buscamos posponer o una actividad que tardamos en hacer porque no nos sentimos suficientemente buenos. Nuestras propias inseguridades son las que nos detienen a progresar con mayor efectividad, por lo cual al final nos sentimos demasiado estresadxs por haber postergado tanto tiempo lo que debíamos hacer.
Por otro lado, existen las personas que muy difícilmente dejan las cosas para el último momento. Hay quienes ven todos esos sapos feos y se los quieren comer de un bocado para terminar con una indigestión. Existen personas que tienen que derrotar a cientos de monstruos gigantes y tratan de combatirlos al mismo tiempo. No tenemos que desgastarnos para cumplir con todo en un solo día. El tiempo puede ser poco, pero tampoco es insignificante.
Es necesario que encontremos un balance. Tenemos que hacer las cosas cuanto antes, pero, en el proceso, hay que procurar no olvidarnos de nuestro bienestar. Existen personas que se les dificulta tanto dejar las cosas para después que no duermen hasta que tienen todo listo para ese mismo día; simplemente no logran encontrar suficiente paz mental para poder dormir sin antes haber acabado con todas sus pendientes. En el podcast se menciona la existencia de dos extremos: quien deja todo al último y aquel que no puede permitirse dejar pasar un día desde que conoce que debe de hacer cierta actividad. Yo he estado en ambos extremos en diferentes aspectos de mi vida y es verdad que ninguno de los dos es mejor que el otro.
En la escuela, ha habido veces en las que no duermo hasta que tengo completada la tarea que me asignaron ese día. No importa si el trabajo se entregaba en cuatro días, me quedaba hasta muy tarde para terminarla, si no, no podía dormir tranquilamente. Creo que es necesario para todxs lxs que no pueden dejar el trabajo para el otro día, pongan límites sanos; es decir, irse a la cama a una hora decente y tomar descansos de vez en cuando.
Es complicado lidiar con la ansiedad de tener varios pendientes cuando eres una persona que no puede dejar las cosas hasta el último. Tenemos que buscar herramientas que nos liberen de ese constante estrés por estar pensado en lo que tenemos que hacer y poder estar los suficientemente tranquilos para dejar el trabajo para mañana y dormir bien. Personalmente, a mí me sirve bastante escribir lo que tengo que hacer al día siguiente, enumerando las tareas según su fecha de entrega. A veces escribir en mi teléfono el orden en el que debo hacer mis actividades me trae bastante calma cuando tengo mucha ansiedad o estoy muy estresada.
No puedo decir que, aunque no me gusta dejar las cosas para el último, no he procrastinado en mi vida. La verdad es que suelo retrasar bastante ciertas cosas relacionadas a mis habilidades artísticas o cuando se trata de hablar sobre un tema importante con alguna persona. Cuando hago un dibujo tardo en terminarlo porque pienso que está quedando mal y cuando escribo, siento que mis palabras no tienen sentido.
Es complicado para mí ahora recordar sobre todas las pláticas que he postergado, pero sé que, entre más pasa el tiempo, es más difícil tratar estos temas y alguien puede resultar herido. He estado pensando en todos los personajes de películas y series que hayan generado un desastre en sus relaciones solo por evitar comerse ese sapo pronto y hablar sobre un tema importante con sus amigos. Ahora veo que muchas veces las personas podemos dejar para el último momento todas esas situaciones que nos hagan sentir vulnerables y en dónde debemos ser completamente sinceros con temas que nos afectan.
Creo que lo que nos detiene de actuar pronto son todas las inseguridades sobre nosotros mismxs, todos los escenarios extremos que generamos en nuestra cabeza. No comerte ese sapo feo por miedo a lo que pueda suceder sin prestar atención a la realidad. Como ustedes ya saben, me gusta bastante relacionar de lo que hablo con cosas que me agradan y, esta vez, no pude evitar pensar en la protagonista de una serie coreana que me gustó mucho.
En una parte de la serie “True beauty” (Belleza verdadera), la protagonista (Jook- kyung) no quiere que las personas sepan sobre su relación amorosa, por lo que se esconde de su novio en la escuela. El chico no quiere esconderse y ella le asegura que le contará sobre su relación a sus amigos. El tiempo pasa y la protagonista de esta historia posterga esta plática demasiado que eventualmente alguien externo saca a la luz sus secretos y todo va demasiado mal para ella. Una de sus amigas más cercanas está decepcionada porque no tuvo la confianza de abrirse con ella y está molesta de que creyera que dejaría de ser su amiga por algo tan superficial como lo es el aspecto físico.
Es claro que las demás personas no tienen por qué saber todo sobre tu vida, pero el postergar ciertas pláticas importantes con las personas más cercanas pueden provocar heridas en la confianza. La protagonista, en este caso, no tenía la obligación de contarle todo a su amiga, pero el evitar por tanto tiempo esos temas —por inseguridades y miedo a lo que fuera a suceder— afectó los sentimientos de la chica y la confianza que creía que compartían. Eventualmente la relación se iba a dar a conocer, pero tal vez si la protagonista se hubiese abierto antes con su amiga, esta última no se hubiera sentido tan mal.
Puede sonar muy raro, pero es verdad que dejar al último momento el hablar sobre algo con otra persona puede generar efectos negativos en la relación. Eventualmente el tema a tratar se dará a conocer, pero es posible que no sea en las condiciones más deseadas. El procrastinar hablar con alguien es como una bomba de tiempo que estallará en cualquier momento. Entre más tiempo transcurra, más oportunidad existe que la otra persona pueda malinterpretar las cosas.
No solo es en las relaciones. El posponer hasta el final cualquier tipo de actividad siempre conlleva una explosión. Cuando decidimos dejar los trabajos para su día de entrega, el estrés se apodera de nuestro cuerpo y la presión es inevitable; a la larga, esto podría ser perjudicial para la salud. Es por esta razón por la que debemos hacer las cosas a tiempo para llevar nuestro propio ritmo. Tenemos que comernos el sapo horripilante en cuanto lo vemos llegar, pero cuidándonos de la indigestión.
Tenemos que organizar nuestras actividades diarias, darles preferencia a las más difíciles sobre las sencillas. En el capítulo nuevo del podcast “Soy Anne” se menciona la frase del libro “¡Tráguese ese Sapo!”: "Come esa rana. Si tienes que comer dos ranas, come la más fea primero. Esta es otra manera de decir que tienes dos tareas importantes frente a ti. Comienza con la más grande y difícil".
Es verdad que no es fácil empezar con lo más difícil, pero es necesario pensar en el peso que dejará de sentirse en nuestro cuerpo al hacer esto. Es más satisfactorio comer lo que nos desagrada primero y, después, disfrutar con mayor detenimiento aquello que nos gusta.
Para mí resulta frustrante dejar las cosas para el final. Me estresa más de lo que debería y me quita bastante la energía. Por otra parte, ahora entiendo que generalmente esto sucede por la presencia de pensamientos intrusivos. Todos hemos pospuesto las cosas por pensar que ocurrirá lo peor. Esto es normal en las personas, pero es necesario que empecemos a generar el hábito de hacer las cosas con mayor antelación; así, podremos disminuir gran parte del estrés presente en nuestra vida.
Bueno, por lo menos yo me siento más relajada por tener las cosas antes del tiempo establecido.
No obstante, tampoco debemos ir al otro extremo. Hay que hacer las cosas con mayor anticipación, pero no debemos desgastarnos para tenerlo todo hecho un día. Tenemos que cuidar de nuestra salud y mantener las horas de sueño adecuadas. Resulta difícil a veces ponerte el propio límite de decir “mañana continuaré” e irte a dormir, pero es algo que todxs debemos saber hacer en algún punto.
En mi opinión, el lograr un balance entre el procrastinar y el querer hacer todo de inmediato es bastante complicado. Esto requiere de esfuerzo constante y de buscar estrategias que nos permitan llevar una mejor organización de nuestras actividades. La recomendación más básica es utilizar una agenda para llevar registro de tus pendientes, pero creo que hay personas que necesitan más que esto.
Si necesitas saber más sobre el tema de la procrastinación, te recomiendo que veas el último capítulo del podcast. Por otra parte, si te sientes perdidx y no sabes por dónde empezar para organizarte mejor para hacer tus actividades, te recomiendo que busques la asistencia de algún profesional. Personalmente, por las técnicas que enseña, te recomiendo a Anne.
Tú puedes con todo. No estás solx.
Kass
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