Una herramienta sencilla, fácil y para todxs
- Florencia Espelosin
- hace 4 días
- 2 Min. de lectura
Vivimos en una época en la que las exigencias del día a día, el ritmo acelerado y la sobreestimulación hacen que nos desconectemos de nuestra mente y de nuestro cuerpo.
Sin embargo, existen prácticas que, desde hace siglos, buscan devolvernos a ese equilibrio esencial: la meditación.

La meditación no es "dejar la mente en blanco", es una práctica profunda que integra mente y cuerpo con un propósito claro: alcanzar un estado de calma y bienestar. A través de ella, aprendemos a observar nuestros pensamientos, emociones y sensaciones corporales sin juzgarlos. No se trata de controlar lo que ocurre, sino de aceptar cada experiencia tal como es.
Algunas formas de meditación nos invitan a enfocar la atención en un solo punto: puede ser la respiración, un sonido, una imagen o incluso un mantra (palabra o frase repetitiva). Esta concentración ayuda a calmar el ruido mental y a reconectar con el momento presente.
Existen diferentes técnicas de respiración que pueden ayudarnos a equilibrar, energizar o tranquilizar nuestro cuerpo y mente según lo necesitemos:
Respiraciones centradas en la inhalación: aportan energía y movimiento.
Respiraciones centradas en la exhalación: inducen calma.
Respiraciones centradas en la retención: favorecen la concentración.
Entonces, ¿cómo saber qué técnica elegir en cada momento?
Si experimentas fatiga o falta de energía, busca una respiración energizante (enfocada en la inhalación).
Si estás ansiosx, tensx, agitadx o sufres de insomnio, opta por una respiración tranquilizante (enfocada en la exhalación).
Si te sientes estresadx, dispersx o confundidx, una técnica equilibrante es lo que necesitas (enfocada en la retención).
Te comparto algunos ejemplos sencillos que puedes practicar en cualquier espacio:
Respiración energizante (respiración de fuego):
1. Siéntate con la espalda recta y los hombros relajados.
2. Inhala profundamente por la nariz y luego exhala de forma rápida y activa, empujando el aire con el abdomen (como si "empujaras" el aire fuera de tu cuerpo).
3. La inhalación será pasiva (entra de manera natural), pero la exhalación será rápida y forzada.
4. Hazlo durante 30 segundos a 1 minuto, y luego descansa.
Respiración tranquilizante:
1. Toma una postura cómoda.
2. Inhala lentamente por la nariz durante 4 segundos.
3. Exhala despacio por la nariz durante 6 u 8 segundos.
4. Repite este patrón varias veces, enfocándote en que la exhalación sea larga y lenta.
Respiración equilibrante (respiración cuadrada):
1. Siéntate en una postura cómoda.
2. Inhala por la nariz durante 4 segundos.
3. Retén la respiración durante 4 segundos (mantén el aire dentro de tus pulmones).
4. Exhala lentamente durante 4 segundos.
5. Quédate sin aire durante 4 segundos
6. Repite este ciclo de respiración, y si deseas, aumenta gradualmente el tiempo de retención según te sientas cómodo (5-5-5-5, 6-6-6-6)
La clave está en practicar con apertura. Meditar no es hacerlo “bien” o “mal”, sino simplemente estar en el aquí y en el ahora. Cada respiración, cada pensamiento, cada momento es una oportunidad para volver a ti.
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