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Una herramienta sencilla, fácil y para todxs

Vivimos en una época en la que las exigencias del día a día, el ritmo acelerado y la sobreestimulación hacen que nos desconectemos de nuestra mente y de nuestro cuerpo.


Sin embargo, existen prácticas que, desde hace siglos, buscan devolvernos a ese equilibrio esencial: la meditación.





La meditación no es "dejar la mente en blanco", es una práctica profunda que integra mente y cuerpo con un propósito claro: alcanzar un estado de calma y bienestar. A través de ella, aprendemos a observar nuestros pensamientos, emociones y sensaciones corporales sin juzgarlos. No se trata de controlar lo que ocurre, sino de aceptar cada experiencia tal como es.


Algunas formas de meditación nos invitan a enfocar la atención en un solo punto: puede ser la respiración, un sonido, una imagen o incluso un mantra (palabra o frase repetitiva). Esta concentración ayuda a calmar el ruido mental y a reconectar con el momento presente.


Existen diferentes técnicas de respiración que pueden ayudarnos a equilibrar, energizar o tranquilizar nuestro cuerpo y mente según lo necesitemos:


  • Respiraciones centradas en la inhalación: aportan energía y movimiento.

  • Respiraciones centradas en la exhalación: inducen calma.

  • Respiraciones centradas en la retención: favorecen la concentración.



Entonces, ¿cómo saber qué técnica elegir en cada momento?


  • Si experimentas fatiga o falta de energía, busca una respiración energizante (enfocada en la inhalación).

  • Si estás ansiosx, tensx, agitadx o sufres de insomnio, opta por una respiración tranquilizante (enfocada en la exhalación).

  • Si te sientes estresadx, dispersx o confundidx, una técnica equilibrante es lo que necesitas (enfocada en la retención).


Te comparto algunos ejemplos sencillos que puedes practicar en cualquier espacio:


Respiración energizante (respiración de fuego):

1.      Siéntate con la espalda recta y los hombros relajados.

2.      Inhala profundamente por la nariz y luego exhala de forma rápida y activa, empujando el aire con el abdomen (como si "empujaras" el aire fuera de tu cuerpo).

3.      La inhalación será pasiva (entra de manera natural), pero la exhalación será rápida y forzada.

4.      Hazlo durante 30 segundos a 1 minuto, y luego descansa.


Respiración tranquilizante:

1.      Toma una postura cómoda.

2.      Inhala lentamente por la nariz durante 4 segundos.

3.      Exhala despacio por la nariz durante 6 u 8 segundos.

4.      Repite este patrón varias veces, enfocándote en que la exhalación sea larga y lenta.


Respiración equilibrante (respiración cuadrada):

1.      Siéntate en una postura cómoda.

2.      Inhala por la nariz durante 4 segundos.

3.      Retén la respiración durante 4 segundos (mantén el aire dentro de tus pulmones).

4.      Exhala lentamente durante 4 segundos.

5.      Quédate sin aire durante 4 segundos

6.      Repite este ciclo de respiración, y si deseas, aumenta gradualmente el tiempo de retención según te sientas cómodo (5-5-5-5, 6-6-6-6)



La clave está en practicar con apertura. Meditar no es hacerlo “bien” o “mal”, sino simplemente estar en el aquí y en el ahora. Cada respiración, cada pensamiento, cada momento es una oportunidad para volver a ti.




 
 
 

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